De pequeña tenía miedo. Artículo de Opinión de Carmen Pimienta

07.11.2019

NOTICIAS DE AGRUPACIONES LOCALES

Según fui creciendo lo fui perdiendo. Me sentía cada vez más libre y más confiada. Crecí en un país que me enseñó a vivir sin miedo, a sentirme libre. A creer en mí. En el mejor país, con la mejor gente.

Los valores que mamamos  las gentes de mi generación (la generación del “baby boom”) ensalzaban la libertad, la igualdad, la justicia, la paz, … Somos una generación que respetamos el conocimiento, respetamos la ciencia, respetamos a los que saben…

Cantábamos “libertad sin ira”, y  esa es nuestra bandera, con ella vamos y venimos.

Hemos crecido creyendo que todas las personas somos iguales, y no solo eso, sino que nos gusta conocer a gentes de otras culturas, de otros países, de otras razas.

Queremos a nuestro país, nos gusta nuestra constitución, y cada día tratamos de aportar nuestro granito de arena para que todo funcione un poco mejor.

Las mujeres de mi generación no fuimos princesas ni siquiera de pequeñas. Sabemos lo que es trabajar y hemos visto trabajar mucho y muy duro a nuestras madres y a nuestras abuelas a cambio de muy poco;  y por eso hemos luchado desde que tenemos conocimiento por agarrar nuestros derechos, porque los deberes ya nos los explicaban. Mujeres que seguimos padeciendo muchas de las brechas de desigualdad pero que hemos ido haciéndonos hueco y tomando posiciones,  en todos los frentes y también en política, tomando decisiones, gobernando. Y ahí seguimos, haciendo camino al andar.

 

Ahora somos muchas, y estamos ya muy lejos los años 90 cuando por primera vez se nos dijo que nuestros derechos y libertades, los de las mujeres y los de las niñas, eran derechos humanos universales (que no venga ahora NADIE a querer quitárnoslos)

Por eso es tan importante que nosotras, que somos al menos la mitad de todo, salgamos el domingo a votar.

Porque si hay algo bueno que estamos en disposición de dejar a las generaciones venideras son nuestros valores y estos DERECHOS que tanto nos han costado. Esto no se puede olvidar. Tenemos que comunicarlo a las y los jóvenes, porque hemos tardado mucho en adquirirlos pero en  perderlos podemos tardar muy poco.

Basta con que no salgamos a votar y a partir del domingo gane la derecha. Porque la derecha formará gobierno sin dudarlo con la ultraderecha.  

Es lamentable  como  en nuestro país, lleno de personas excelentes, nos llega tanto el  ruido que hacen otras no tan excelentes; personas que no han trabajado duro, que no tienen valores como los nuestros, que van mostrando su ignorancia, que expresan “ocurrencias”, que no se molestan en documentarse, que no respetan la ciencia ni el conocimiento. Nos molesta profundamente que estas personas vayan sin pudor y sin ninguna vergüenza inventando mentiras que mezclan con medias verdades.

Son personas que no entienden para qué queremos las mujeres los derechos humanos, ni para que necesitan los inmigrantes los derechos humanos, solo entienden de sus propios derechos y de sus propias economías. No olvidemos que gran parte de nuestros jóvenes, de nuestros hijos, también son inmigrantes, y que en esos otros países a los que han emigrado, la ultraderecha también intenta culparlos a ellos.

Y me planteo, tras escuchar tanto ruido, que podría volver a tener MIEDO (últimamente escucho esta palabra, la repiten, es repetida por muchas personas a nuestro alrededor, miedo…)

No olvidemos que El miedo es un instinto primario de supervivencia que nos hace reaccionar ante el peligro.

Por tanto yo si voy a ir a votar. Voy a votar por la memoria de mis abuelos y de mis padres, por el futuro de mis hijos, y por mí, para seguir sintiéndome libre.

Nos vemos.

CARMEN PIMIENTA VÁLLEZ.