Es el título que he elegido para el artículo que La Tribuna me ha pedido este año, igual que hiciera el año pasado, algo que agradezco y que intenta, a través de su título, generar curiosidad.
Es lo suyo, aunque lo complicado es poder llevarlo a cabo. Los valores de la Navidad son cada vez más necesarios, no solo durante el mes de diciembre, sino a lo largo de todo el año: la solidaridad, la empatía, la paz, el amor, la generosidad, o el compromiso con los demás, entre otros.
Fuera de la Navidad, cada día debemos recordarnos que estos valores no son meras ideas abstractas, sino principios que deben guiar nuestras acciones, especialmente en el ámbito político.
Sin embargo, las decisiones adoptadas por la Diputación de Ciudad Real, gestionada por el Partido Popular y Vox, se distancian de forma sustancial de estos ideales, priorizando intereses partidistas e introduciendo un denominador común, que no quede rastro de etapas de gobiernos anteriores.
En un momento del año que invita a la reflexión y al compromiso, es crucial recordar que la política no puede ser ajena a los valores que construyen una sociedad más humana.
La Navidad no debe ser solo un período decorativo y de exaltación de la bondad, sino una oportunidad para que nuestros líderes —los que se puedan considerar como tales— actúen con coherencia y responsabilidad, poniendo a las personas en el centro de sus decisiones.
Porque, al final, lo que realmente importa no es lo que se dice, sino lo que se hace para construir una sociedad más justa y solidaria.
Me pregunto con qué valores de la Navidad se pueden relacionar actitudes como dificultar la tarea de gobierno a los ayuntamientos de nuestra provincia, que trabajan con generosidad y el afán de hacer las cosas lo mejor posible para mejorar la vida de sus ciudadanos y ciudadanas.
Y ¿qué valores hay detrás de pedir esfuerzo económico a los municipios para poder acceder a las convocatorias de la Diputación? del tipo que sean -redes de agua, puntos de inclusión digital, ¡que más da!…-. O qué los Ayuntamientos vayan a tener que pagar de su presupuesto el coste de la Seguridad Social de los planes de empleo de la Junta, cuando hasta ahora era la Diputación quién asumía ese coste ayudando a los Ayuntamientos. Que conste que sólo buscamos saber qué valores hay detrás.
¿Será el valor del compromiso con los demás lo que lleva a PP y Vox a permitir que el impuesto de residuos se repercuta directamente en el bolsillo de los ciudadanos, al no querer asumir esas cuantías mediante nominativas de gasto corriente hacia RSU y Comsermancha?
En esta ocasión no podría estar más claro. Es la inexistente solidaridad entre municipios la que introduce criterios, por parte de Vox y PP, en el reparto de subvenciones para actividades deportivas, cuando comprobamos que no se reparten con igualdad. El 85% de las mismas han ido a parar a municipios gobernados por el PP, en una especie de suerte de la lotería de Navidad.
No sé qué valor se esconde detrás del capricho de que la Diputación tenga que pagar medio millón de euros para poder realizar el Museo de la Caza cuando era un asunto resulto gratuitamente mediante cesión de la Junta del edificio situado en la calle Postas.
No hay explicación. Ni en Navidad ni en otra época del año. Como en las decisiones, tampoco hay valores.
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